miércoles, 31 de mayo de 2017

En casa, caracol, tienes la tumba

Alicia Es. Martínez Juan ha escrito el libro con el que retomo la olvidada actividad de traer al blog palabras ajenas que me traspasan de una manera o de otra. He leído sus obras anteriores y aunque siempre me sorprende por su musical dureza y por esos golpes secos que, si no matan, rematan, en esta ocasión he podido comprobar el punto de madurez al que ha llegado. No digo que antes fuera inmadura (Alicia nació mujer, Alicia nació árbol), sino que en este libro escucho su voz gritando que ha viajado al abismo para regresar y contarlo. Como muestra, un extracto del poema "Muertos":

"(...) A los muertos hay que enterrarlos,
o mejor, no tenerlos.
Dejar que caminen junto a ti,
delante de ti,
o mejor, sobre tu cabeza. 
Nunca enredados a tus pies. 
Porque los muertos tienden hacia la tierra,
les da por echar raíces,
anclándote al suelo.
Y entonces ya,
imposible.
Entonces ya,
no puedes caminar.
Tienes que pararte.
Sentarte.
Echar tú también raíces.
Montar una casa
o un árbol.
O peor, tienes que morirte tú también. (...)"


Y no le basta con gritar, con golpear, con cantar, sino que además se permite el lujo de hacerlo, en algunos poemas, con sentido del humor... ay, el sentido del humor, ¿qué decir del sentido del humor excepto que sin él estaríamos más muertos? Pero además de tan contundente contenido, es que es un libro bonito de ver y de tocar: la maquetación, la suavidad, el brillo (y me refiero a la suavidad y al brillo) y, detrás de todo eso la valentía y trabajo de una editorial joven que ha comenzado su andadura con una apuesta firme y sus intenciones claras (hacer las cosas bien)... no dejan ni mucho menos indiferente a nadie.  Ni siquiera a Marie. Marie, ¿estás ahí? Marie sale mucho en estas páginas. Viva Marie.


El libro, "En casa, caracol, tienes la tumba". La editorial, Gato encerrado. Alicia, Alicia. 

 

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