jueves, 6 de agosto de 2015

El cuartel de bomberos





En verano, los días de mucho calor, el cuartel de bomberos se llena de carreras y cascos volando, y botas volando, y filetes de pechuga de pollo volando. La gente enciende pequeños fuegos aposta, o arroja por las ventanillas de sus coches rayos de sol encendidos, o cocina sus ropas a barlovento, provocando humaredas preocupantes. No son pirómanos; lo hacen para que el cuartel de bomberos vomite una cuadrilla de individuos que, en línea recta, apunten con sus mangueras hacia todo lo que se mueva, incluido el clima, refrescando el ambiente. En invierno llueve mucho y no hay incendios posibles porque está todo mojado. Entonces los verdaderos pirómanos suben gatos a los árboles.

De "Ciudad girándose" (próximamente en Baile del sol)




2 comentarios:

  1. Qué bien!! Ya tengo un espacio preparado para el libro. Deseando adquirirlo. Un abrazo.

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    1. Fantástico, ¡¡¡mis retoños van a terminar comiéndose tus estanterías o al revés!!! Muchos abrazos, José Antonio.

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