sábado, 4 de diciembre de 2010

Cerillas

Esta mañana todo el mundo estaba en la calle,
todo el mundo, y yo pensaba que, al hacer frío,
si salía un poco el sol solo yo lo vería, y si surgía
un rayo yo lo atraparía para pintar las paredes de
mi caja o para encenderme con él hasta agotarme,
pero todo el mundo estaba en la calle, todo el mundo,
y yo me iba chocando con unos y con otros, con todos,
y ni salió el sol ni dejó de hacer frío y llovía, llovía mucho
y yo ya no valía nada, y me imaginaba con otras dimensiones,
de forma que en una escala bastante mayor, yo sería un bosque
empantanado y en una menor, un embrión de destello ahogándose,
ahogándose, y mis recuerdos se reducen a mi caja, reducida y tan bonita...

3 comentarios:

  1. Los osos polares sí que saben. Deberíamos aprender de ellos, ¿no te parece? Si consigo la fórmula te la cuento.

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